La pelíicula: El laberinto del fauno, cuando desobedecer es un deber El laberinto del fauno (2006) es, para muchos, la obra maestra del cineasta Guillermo Del Toro, la película que mejor representa su cine, su pasión por la fantasía. El éxito de la película fue indudable, obtuvo numerosos galardones entre los que destacan tres premios Óscar: mejor fotografía, mejor dirección artística y mejor maquillaje. “El Laberinto del Fauno” es una excelente película de ficción para aquellos a los que les gusta la fantasía con un ligero toque de terror. La película la dirigió Guillermo del Toro en 2006 quien la describe como “un cuento de hadas para adultos”. La historia tiene lugar después de la Guerra Civil de España en 1944. Ofelia y su mamá se mudan a una ciudad pequeña donde ella no quiere vivir. Su mamá está a punto de tener un bebé y su padrastro, quien es militar, intenta aplastar a las fuerzas de la oposición. En este momento la pequeña Ofelia descubre el bosque y encuentra a un fauno que le revela algo increíble. La trama nos sitúa en uno de los momentos más tristes de la historia de España: en 1944, el periodo de posguerra. Un momento en el que el hambre y la miseria hacían estragos (хаос) en la sociedad de la época; un momento en el que es difícil imaginar, soñar o creer en los cuentos de hadas. Aislamiento internacional, sometimiento a una ideología única (el fascismo) y miseria suponían el día a día para buena parte de la población española. El laberinto del fauno nos presenta dos historias dentro de una que terminarán por fusionarse. La simultaneidad de las historias se da desde el comienzo: mientras una voz en off nos habla de una princesa que vivía hace mucho tiempo en el reino subterráneo, leemos unos títulos que nos sitúan en la España de posguerra “escondidos en las montañas, grupos armados siguen combatiendo al régimen fascista, que lucha para sofocarlos”. Igualmente, escuchamos de fondo una melodía que nos inspira la más pura fantasía y, al mismo tiempo, la respiración agitada de una niña que está sufriendo. Esa niña es Ofelia, el nexo de unión entre ambas historias. De la realidad más dura, el sometimiento a un régimen y la resistencia de los maquis (сопротивление маквисов), El laberinto del fauno nos traslada a la fantasía más inocente de una niña, a la imaginación y la inocencia que muchos han perdido tras la guerra. Del Toro logra fascinarnos con su estética, con su mundo subterráneo que, igual que el mundo de los humanos, tampoco estará libre de peligros. Fantasía y realidad, cuentos de hadas y miseria, pero, sobre todo, desobediencia, eso es El laberinto del fauno. Lo femenino en El laberinto del fauno La sociedad que presenta El laberinto del fauno no deja en muy buen lugar a las mujeres. Carmen representa los valores de la mujer tradicional, sometida al hombre; Mercedes, la empleada de la casa al servicio de Vidal, supone la ruptura con estos valores y, aunque aparenta ser fiel al capitán, en realidad, está emprendiendo una lucha tratando de ayudar a los maquis a espaldas de los demás. Del mismo modo, Ofelia vive una historia paralela a la de Mercedes en la que ella también será la protagonista, será la encargada de traer prosperidad al mundo subterráneo. Del Toro pretendía mostrar el patriarcado como lo negativo y, frente a ello, decidió ensalzar lo femenino. En el reino subterráneo no hay Sol, predomina la Luna, un elemento cargado de connotaciones femeninas por su relación con el ciclo menstrual, con la maternidad; mientras en el mundo de los humanos, el Sol cegará a la princesa haciendo que olvide todo su pasado. El Sol representa lo masculino adquiriendo connotaciones negativas. Aparece también la figura de la mandrágora, una planta cuyas raíces recuerdan enormemente a una figura humana. Ofelia usa la mandrágora para ayudar a su madre con el embarazo, la pone en un cuenco con leche que representa lo maternal (Она кладет его в миску с молоком, которое символизирует материнство). El Capitán Vidal será el gran villano de este cuento (Великий злодей этой сказки), encarnando todos los valores patriarcales en su persona; mientras Ofelia surge como la oposición a este personaje. Dos historias y dos mundos: lo subterráneo será la inocencia de la niña; lo femenino; el mundo real es hostil, existe el dolor y la guerra, se asocia a lo masculino. Simbolismo En los inicios de la agricultura, algunas tribus como los bosquimanos, vieron el mundo subterráneo (Преисподняя) como un lugar vinculado al tránsito entre vida y muerte, a lo mágico. Muchas historias de tradición oral recogen relatos de niñas que caen en el mundo subterráneo y viven una experiencia que terminará por convertirlas en mujeres. Se da, por tanto, la pérdida de la inocencia y la metamorfosis de la niña. En este mundo subterráneo, es frecuente que aparezcan figuras animales con características humanas, pruebas, tentaciones y alguna especie de guía del que no siempre nos podemos fiar. Estas historias poseen un marcado carácter didáctico, funcionan como mitologías, algo que también ocurre en El laberinto del fauno. El fauno representa lo pastoril, el contacto con la naturaleza, funciona como conexión entre ambos mundos, pero tampoco es un personaje completamente fiable; el laberinto es una especie de búsqueda de la verdad, pero también de peligro. El árbol y la sangre se asocian a la vida, el Hombre Pálido representa el poder y la opresión del mundo real, el tiempo aparece vinculado a Vidal, siempre controlando su reloj, algo que podemos asociar al dios Cronos. El número 3 es una constante en la película (las 3 pruebas de Ofelia, 3 hadas…), este número representaba, en la mitología clásica, la divinidad (Божество); en la religión cristiana, lo asociamos a la naturaleza de Dios, a la Santísima Trinidad. Así, Del Toro construye un universo perfecto, divino, como si de un mito se tratase. Y como en todos los mitos, hay una enseñanza: la desobediencia. Del Toro quiso plasmar una realidad en la que solo existía una línea de pensamiento, una realidad en la que desobedecer se convierte en un deber, así, tenemos a personajes como Mercedes, el médico o los maquis que, pese a la opresión, deciden desobedecer (ослушаться). La desobediencia posee dos caras: conduce al error cuando Ofelia cae en la tentación de probar una de las frutas de la mesa del Hombre Pálido, pero también acierta al desobedecer a las hadas. Los personajes representan una realidad, sin embargo, están dibujados siguiendo arquetipos, no hay personajes neutrales: o son buenos o son malos. Del Toro toma una postura totalmente subjetiva, no es imparcial y se posiciona claramente del lado de la resistencia, del lado de los maquis y de todos aquellos personajes que desobedezcan, ensalzando, además, lo femenino. Al finalizar la película, el debate queda abierto: ¿fue real la aventura de Ofelia o fruto de la imaginación de una niña? Del Toro lo tiene claro, fue totalmente real. “Obedecer por obedecer, así, sin pensarlo, eso solo lo hacen gentes como usted, capitán”. — Повиноваться ради повиновения, вот так, не задумываясь об этом, это делают только такие